Easter Message
On behalf of Bishop-emeritus Gerald Gettelfinger and myself, I bid you a Blessed Easter!
Having completed yet another Lenten journey, we now relish Easter joy! Despite whatever burdens, wounds or scars that we might be carrying beyond the Lenten Season, now is a time to rejoice. There is much in life to weigh a person down. Some seem to have more than their fair share of suffering. As people of faith, amid the challenges of this world and the crosses we continue to bear, we have cause to rejoice in the gift of salvation won for us.
In his Apostolic Exhortation, Evangelii Gaudium (“The Joy of the Gospel”), Pope Francis describes joy as a hallmark of effective evangelization and, in turn, authentic Christian witness. He states, “The joy of the Gospel fills the hearts and lives of all who encounter Jesus. Those who accept his offer of salvation are set free from sin, sorrow, inner emptiness and loneliness. With Christ joy is born anew.” Elsewhere, inviting all Christians to a “renewed personal encounter with Jesus Christ,” he comments, “Joy adapts and changes, but it always endures, even as a flicker of light born of our personal certainty that, when everything is said and done, we are infinitely loved.”
Life is full of disappointments and discouragements. At times, we are let down or hurt by those we most trust. It’s all part of the human condition. God, however, does not disappoint. Faithful to every covenant, fulfilling each and every promise, and providing for us beyond our wildest imaginations, God restores our lost innocence. Jesus Christ, through his life, death and resurrection, has won victory for us over sin and death. We are given to share in the divine life of the Holy Trinity, rooted in love and mercy. We may be broken but not beaten. We may be weighed down but not destroyed. We may be down but not out. Just as for Jesus, so for us, the cross must give way to the empty tomb.
Jesus Christ is Risen! Evil could not defeat Him. Death could not hold Him. Let us rejoice and be glad! Let us not be robbed of gospel joy.
Easter Blessings to All!
Charles C. Thompson
SourceURL:file://localhost/Users/paulleingang/Desktop/website 04-03-15/p01 - Bishop Thompson Easter Message 2015 SPANISH.docx
En nombre del Obispo-emérito Gerald Gettelfinger y yo, ¡les deseo una Pascua bendecida!
Después de otro camino cuaresmal, ¡ya nos deleitamos alegría de la Pascua! A pesar de cualquiera carga, herida o cicatriz que llevemos más allá del tiempo de Cuaresma, ahora es un momento para alegrarnos. Hay muchas cosas en la vida que pueden agobiarle a alguien. Algunas personas parecen tener demasiado sufrimiento. Como personas de fe, en medio de todos los desafíos de este mundo y las cruces que continuamos soportando, tenemos buena causa para alegrarnos en el regalo de salvación ganado para nosotros.
En su Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium (“La Alegría del Evangelio”), Papa Francisco describe la alegría como un contraste de la evangelización efectiva y, sucesivamente, el testimonio cristiano autentico. Él dice, “La alegría del Evangelio llena los corazones y las vidas de todos que encuentran a Jesús. Todos los que aceptan su ofrenda de salvación se liberan de pecado, tristeza, vacío interior y soledad. Con Jesús, la alegría nace de nuevo.” Por otra parte, invitando a todos los cristianos a un “encuentro personal renovado con Jesucristo,” él comenta, “La alegría se adapta y se cambia, pero siempre perdura, incluso como en destello de luz que nace de nuestra seguridad personal que, cuando todo está dicho y hecho, somos amados infinitamente.”
La vida está llena de decepciones y desalientos. A veces, nos sentimos decepcionados o heridos por ellos que más confiamos. Todo esto es parte de la condición humana. Dios, sin embargo, no decepciona. Fiel a cada pacto, cumpliendo todas y cada promesa, y proveyendo para nosotros más allá de nuestras imaginaciones más salvajes, Dios restaura nuestra inocencia perdida. Jesucristo, a través de su vida, muerte y resurrección, ha dado la victoria sobre el pecado y la muerte para nosotros. Se nos ha dado en la vida divina de la Santísima Trinidad, enraizada en el amor y la misericordia. Podemos estar destrozados pero no vencidos. Podemos estar agobiados pero no destruidos. Al igual que para Jesús, así que para nosotros, la cruz da paso a la tumba vacía.
¡Jesucristo ha resucitado! El mal no pudo vencerlo. La muerte no pudo retenerlo. ¡Regocijémonos y alegrémonos!
¡Bendiciones de Pascua a todos!
Charles C. Thompson
