Navidad 2016
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
El evento navideño, la Natividad del Señor Jesucristo, experimentamos la esencia de la bondad, la belleza y la verdad. En nombre del Bishop-emeritus Gerald A. Gettelfinger y yo les deseamos a todos una temporada de navidad llena de alegría, gracia y paz.
En su libro, “Aceptando el Misterio; Reflexiones espirituales para el Adviento y la navidad”, Walter Cardenal Kasper comparte el significado de la navidad. Mencionandola Sagrada Escritura, “Cristo, el salvador nace”, escribió: “Dios ha venido a nosotros, se ha convertido en uno de nosotros, no en los palacios de los ricos y poderosos; Sino en la pobreza del pesebre entre los pastores de campo, pobres y sencillos…El hijo de Dios se hizo como nosotros, se apodero de nuestra pobre naturaleza humana para que podamos compartir su naturaleza divina” (p.27). Él continúa explicando cómo llegamos a descubrir a Dios y a nosotros mismos en Jesucristo.
El descubrimiento de Dios y de nosotros mismos en la experiencia navideña es el fundamento de nuestra comunión como iglesia, como cuerpo de Cristo, como una sola familia humana. Este descubrimiento es posible gracias al encuentro personal con la de nuestro Señor Jesucristo. Por él y por medio de él, somos capaces de esas acciones concretas del amor de Cristo que el Papa Francisco que nos exhorta a abrazar; El dialogo, el perdón, el acompañamiento y los actos de misericordia. Estos son regalos más finos que incluso el oro, el incienso y la mirra.
Qué el espíritu de la navidad nos inspire como discípulos misioneros a buscar y a participar en la gracia del encuentro a través de la adoración y el servicio. Podemos estar especialmente atentos con los pobres y los vulnerables en nuestro medio, sin subestimar a nadie, con la especial preocupación por la familia y el cuidado del medio ambiente. Todo esto lo descubrimos en un pesebre, en el pequeño pueblo de Belén, tomando nuestro lugar con la sagrada familia. Que nuestras vidas, relaciones y familias permanezcan centradas en Cristo como la de María y José. Con la seguridad de mis oraciones y mis mejores deseos.
Ustedes con Cristo,
Obispó Charles C. Thompson
