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El Día Mundial De La Juventud Peregrinando Con La Divina Misericordia

By Obispo Charles C. Thompson
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    Nuestra peregrinación a Cracovia, Polonia comenzó con una misa en la Capilla Sarto junto al Centro Católico en Evansville. Nosotros marcamos la celebración de la misa por la Misericordia de Dios, a la luz del tema de la Divina Misericordia del Día Mundial de la Juventud de 2016. Después tuvimos que almorzar rápido y acabando de comer unos minutos después del mediodía el sábado 23 de julio, 47 personas subimos a un autobús saliendo del Centro Católico con destino al aeropuerto O’Hare de Chicago, donde viajamos por la aerolínea polaca LOT, a Varsovia, Polonia

    Una peregrinación es naturalmente espiritual, que está destinada a ser una experiencia transformadora.  Es tanto, si no más, la manera de comportarse en el que uno hace la peregrinación sobre el lugar o el destino. Por supuesto, un destino tan increíble como Cracovia sin duda realza tal experiencia. La oración, el ayuno y el sacrificio son esenciales para una peregrinación verdaderamente transformadora, la cual se conecta básicamente en la fe, la esperanza y la caridad. Como Obispo, llevaba la Diócesis de Evansville—nuestro pueblo, esfuerzos, esperanzas, necesidades, los ministerios y servicios—en mi mente y en mi corazón a lo largo de toda la peregrinación. Las peregrinaciones generalmente tienen a menudo un tema o énfasis en particular. Esta peregrinación fue particularmente por el Día Mundial de la Juventud a la luz del Jubileo de la Merced, centrada en la Misericordia Divina. Por lo tanto, el fruto de esta peregrinación se debe reflejar en mejorar las obras espirituales y corporales en la misericordia divina.

    Las peregrinaciones a menudo tienen sus altas y sus bajas, también tienen cosas inesperadas y esperadas. Hay momentos memorables de alegría y de emoción, como conocer gente nueva o conseguir una gran foto del Papa, así como los momentos que nos ponen a prueba. En el corazón de todo esto se debe ser una apertura al encuentro con lo sagrado. Todo esto fue por supuesto el caso de la peregrinación del Día Mundial de la Juventud en Cracovia.

    Primero y ante todo, no puedo decirles y tampoco explicarles la buena coordinación de nuestro Director Diocesano de Jóvenes y Jóvenes Adultos, el Señor Steve Dabrowski, quien coordino y llevo a cabo esta peregrinación por nosotros. Mis respetos por él. También quiero reconocer a todos mis compañeros de viajes que fueron maravillosos. La Diócesis puede estar muy orgullosa de todos y cada uno de los que nos estuvieron representando en este viaje. Hubo un par de momentos muy difíciles, los que sin duda alguna pusieron a prueba el ánimo de cada miembro de nuestro grupo. Honestamente, me gustaría volver a tener este grupo y llevarlos a donde sea conmigo (y es mucho decir por un introvertido). Vale la penar señalar que el pueblo de Cracovia nos demostró una hospitalidad notable, con paciencia y con bondad.

    Debido a unas tormentas eléctricas en el área de Chicago, nuestra salida del aeropuerto O’Hare se retrasó por dos horas y medias, y tuvimos que cambiar y ajustar nuestro primer día de peregrinación en Polonia. Al llegar un par de horas atrasadas para la programación original, tuvimos que tomar un autobús directamente a Czestochowa donde celebramos la misa a las 8:30 P.M. horario local del día domingo, y después de la misa llegamos a nuestro hotel donde nos registramos y después de registrarnos cenamos. El día siguiente pasamos el día entero visitando el santuario monástico en Jasna Gora (donde celebramos la misa en la capilla del “Negro Madonna”) y Auschwitz-Birkenau (donde muchas atrocidades contra la vida humana en el pasado y actualmente son inevitables), finalmente llegando a Cracovia a las diez de la noche. Las emociones provocadas por este primer día es mejor dejarlas sin explicaciones. Como fue presentado por el Papa Francisco durante su visita a Auschwitz-Birkenau, la experiencia de este primer día se llevó a cabo mejor orando en silencio.

    Incluyendo los dos millones de participantes  en el Día Mundial de la Juventud en Cracovia, fueron más de cuarenta mil peregrinos y ochenta y cinco obispos de los Estados Unidos. Se mencionó que se esperaban aproximadamente ochocientos obispos de todo el mundo que iban a participar de una manera u otra. Se necesitaba toda una infraestructura para poder manejar ese tipo de personas que iban a llegar a la ciudad, solamente por una semana. Imagínense ni la mitad de estas cifras descienden sobre la ciudad de Evansville…Miles de personas caminando arriba y debajo de la carretera US 41 del Lloyd Expressway y la avenida Diamond. Toda pudo haber llegado a una parada completa en poco tiempo. Sin embargo, todo el mundo parecía tener prácticamente cada oportunidad de tomar sus retos con calma, con mucha paciencia, con mucha comprensión, con mucha caridad y muchísima alegría. Con más de ciento ochenta naciones representando, esta fue verdaderamente una experiencia increíble de nuestra fe Católica.  

    Los eventos del Día Mundial de la Juventud incluyo varios lugares la catequesis, la adoración, la celebración, el encuentro y la interacción. Había grandes representantes, catequistas, grupos musicales y obras de teatro durante toda la semana. El entusiasmo de la fe católica era tan evidente como cualquier otra cosa que haya encontrado en mi vida. A pesar de la lluvia, el calor, la humedad, las largas colas, los lugares llenos de gente, el entusiasmo, la alegría y la fe del evangelio nunca se perdieron. Muchos pasaron horas, días o más sin alimentarse. Sin embargo a pesar de todos los ayunos y sacrificios planeados o sin planearlos hasta altas horas de la noche los jóvenes continuaban cantando, bailando, riendo y llenos de entusiasmo y alegría.

    El Santo Padre hablo del testimonio eficaz de la misericordia que tanto necesitamos en nuestras vidas, en nuestras comunidades, en nuestras culturas y en nuestra sociedad de todo el mundo. El Papa Francisco ha fomentado a todos, especialmente a los jóvenes, para que no acepten y no lleven una vida mediocre, si no para dejar una buena señal en el mundo. Nos advirtió a no dejarnos llevar por las falsas atracciones en la felicidad y valores, recalcándonos que la alegría verdadera y duradera solamente se puede encontrar en una relación personal con Jesucristo. A lo largo de la semana, se nos recordó que nuestras vidas personales tienen que ser común y corriente como San Juan Pablo II y Santa Fautina Kowalska quienes proporcionaron un extraordinario testimonio de la misericordia. A través de la inspiración y la intercesión  de estos santos extraordinarios, nosotros también debemos esforzarnos más, para poder abrazar plenamente la llamada a la santidad por medio de la gracia extraordinaria que esta puesta a nuestra disposición en la Palabra de Dios y el Sacramento. Todas las obras de la misericordia corporal y espiritual deben basarse en una vida de oración.

    Estoy seguro de que voy a compartir mi experiencia del Día Mundial de la Juventud en los próximos días a través de la escritura, la predicción, la enseñanza y simplemente charlando con los demás. Hay que descifrar unas cuantas cosas, lo que va a requerir tiempo y reflexión.

    Fue una experiencia increíble, que uno debe examinar por varias semanas. Hay mucho que percibir, antes y después de tal experiencia. Me alegro de haberlo hecho. Me alegro de que todo haya terminado. Me alegro que en tres años vaya a tener el siguiente encuentro en Panamá en el año 2019. Aunque me gustaría hacer algunas cosas un poco diferente, si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría de nuevo. Ni el Papa Francisco ni la buena gente de nuestra Diócesis fallaron en inspirarme y en animarme.

    Curiosamente y por buenas razones, Cracovia se proclamó a si misma coma la “Ciudad de la Misericordia”. Me he estado preguntando si la Diócesis de Evansville podría proclamarse igual…y si nosotros tenemos suficientes pruebas para poder demostrarlo. Podemos ser quienes somos y lo que elegimos ser, siempre y cuando estemos con la voluntad de Dios, si nos atrevemos a creer y nos esforzamos para que esto pueda ocurrir. Todas las cosas para Dios son posibles. La santidad no es una opción para algunos, pero es la llamada de cada persona que haya sido bautizada. Adoptando esa llamada, nuestra Diócesis puede ser conocida por su extraordinaria fe, la esperanza y la caridad a través de sus miembros de misericordia y de los servicios de justicia. Contando siempre con la Divina Misericordia y que nuestras incesantes oraciones siempre sean “Jesús, yo confió en ti.”