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¿Qué Tan Bien Llevamos A Cabo Las Obras De La Misericordia?

By Obispo Charles C. Thompson
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BISHOP CHARLES C. THOMPSON

A medida que el Jubileo de la Misericordia  llega a su fin (oficialmente con la Solemnidad litúrgica de Cristo Rey el 20 de Noviembre), podríamos considerar un examen de conciencia para reflexionar que tan bien llevamos a cabo las obras espirituales y corporales de la  misericordia. Una cosa es conocer las obras de la misericordia—me imagino que prácticamente cada estudiante de una escuela Católica ha tenido que memorizar la lista—pero otra cosa es llevarlas a la práctica diariamente al vivir un testimonio auténtico del Evangelio. La lista se presenta aquí para ayudar en el proceso de examen de consciencia:

 

“Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos y enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (Catecismo de la Iglesia Católica, 2447).

 

Durante la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró a principios de este verano en Cracovia, un Vía Crucis especial incluyó las obras espirituales y corporales de la misericordia. Junto con las escrituras y la oración para cada estación de la cruz, se proporcionó una reflexión para una determinada obra de la misericordia. Ellos incluyeron las siguientes reflexiones: Estación I (Jesús es Condenado a Muerte—Refugio de las Personas sin Hogar); Estación II (Jesús Toma Su Cruz—Alimentar a los Hambrientos); Estación III (Jesús Cae por Primera Vez—Corregir al Pecador);Estación IV (Jesús se Encuentra con su Afligida Madre—Confortar  a los Afligidos); Estación V (Simón de Cirene Ayuda a Jesús a Cargar la Cruz—Visitar a los Enfermos); Estación VI (Verónica Ofrece su Velo a Jesús—Visitar a los Presos); Estación VII (Jesús Cae por Segunda Vez—Perdonar las Ofensas con Buena Disposición); Estación VIII (Jesús le Habla a las Mujeres de Jerusalén—Instruir a los Ignorantes); Estación IX (Jesús Cae por Tercera Vez—Aconsejar al que Duda); Estación X (Jesús es Despojado de sus Vestiduras—Vestir al Desnudo); Estación XI (Jesús es Clavado en la Cruz—Sufrir con Paciencia); Estación XII (Jesús Muere en la Cruz—Dar de Beber al Sediento); Estación XIII (Jesús es Bajado de la Cruz—Orar por los Vivos y los Muertos); y Estación IV (Jesús es Colocado en la Tumba). Entiendo que el obispo auxiliar de Cracovia diseñó este Via Crucis único en conexión con las Obras de Misericordia.

 

En su mensaje del 1 de Septiembre, marcando la celebración del Día Mundial de Oración para el Cuidado de la Creación, al referirse  a las obras espirituales y corporales de la misericordia, el Papa Francisco comentó lo siguiente; "Así que permítanme proponer un complemento a los dos conjuntos tradicionales de siete: que las obras de la misericordia también incluyan el cuidado de nuestro hogar común". El Papa añadió;

Como una obra de espiritual de misericordia, el cuidado de nuestro hogar común llama    a una "contemplación con agradecimiento del mundo de Dios" (Laudato Si, 214), que "nos permite descubrir en cada cosa una enseñanza que Dios desea transmitirnos" (ibíd., 85). Como una obra de misericordia corporal, el cuidado de nuestro hogar común requiere "simple gestos diarios que rompan con la lógica de la violencia, la explotación y el egoísmo " y "y se hace sentir en cada acción que busca construir un mundo mejor "(ibid., 230-31). [Mensaje de Su Santidad el Papa Francisco, 1 de Septiembre de 2016].

 

Si alguien se pregunta sobre los retoques de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia, se debe tener en mente que la propuesta del Papa Francisco está de acuerdo con la tradición del Iglesia Católica. El Cuidado de la Creación de Dios es uno de los siete principios fundamentales de la Doctrina Social Católica. En Octubre de 2002, el Papa San Juan Pablo II tomó la iniciativa de proponer una cuarta serie de misterios para rezar el rosario; los Misterios Luminosos (o Misterios de Luz).

 

El Papa Francisco ha dejado claro que el cuidado de la tierra, nuestro hogar común, es una obligación fundamental de todos y cada ser humano. Como deja claro en su Carta Encíclica "Laudato Si,'" ("Sobre el Cuidado de Nuestro Hogar Común"), nuestra relación con la creación es parte integral de la relación de uno con Dios, con los demás y con uno mismo. Simplemente no es sólo para los más acaudalados aprovecharse del poder y la riqueza para robar a los pobres y vulnerables del beneficio equitativo de los recursos de la madre tierra.

 

En su Mensaje del 1 de Septiembre, el Papa Francisco nos invita a permitir que nuestros corazones sean movidos con la más profunda gratitud y comprensión de los regalos de la creación. Todo lo que tenemos y todo lo que somos proviene de Dios. A tal fin, Él nos invita a aceptar la noción de la administración. Somos administradores de la creación. Dios le ha confiado a la humanidad toda la belleza de la creación, contando con nosotros para cuidar del bienestar de la tierra mientras obtenemos de los recursos que el mundo tiene para ofrecernos. Con el fin de mantener la actitud apropiada de ser buenos administradores, el Santo Padre nos anima, tanto individuos como sociedades, a hacer un examen de conciencia. Podríamos considerar las siguientes preguntas: ¿Hemos apreciado verdaderamente las bendiciones de Dios como las experimentamos en la creación? ¿Refleja nuestra relación con la tierra un espíritu de gratitud, o un espíritu de codicia e indiferencia? ¿Cómo hemos aceptado la noción de la administración en relación con la tierra y sus recursos? ¿Consideramos la difícil situación de los pobres y los vulnerables en nuestras actividades diarias? El Papa Francisco aún nos desafía a reconocer los pecados, tanto individuales como colectivos,  cometidos contra nuestro hogar común. Estos, por supuesto, incluirían los pecados de comisión y omisión.

 

Como el Santo Padre deja en claro, al igual que con el conjunto tradicional de las obras espirituales y corporales de misericordia, el cuidado de nuestro hogar común es propio de un auténtico modo de vida Cristiano. Cualquier intento creíble de vivir una vida como discípulos de Jesucristo debe tomar en consideración la manera en que el Hijo de Dios se relacionada con toda la creación. Haríamos bien en considerar simplificar nuestras vidas, aumentando maneras de  devolverle a la creación (por ejemplo, plantando árboles y flores, respetando los cruciales  ambientas naturales de varios animales), pensando más en nosotros mismos como administradores y no como propietarios o señores de esa parte de la tierra confiada temporalmente a nuestro cuidado, abogando por un mejor cuidado de la tierra, y tratando de estar más atentos a la presencia divina que impregna toda la creación. "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra... Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5: 6, 7).