Southwestern Indiana's Catholic Community Newspaper
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Conociendo A Los Administradores De La Gracia De Dios De Nuestra Diócesis

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Obispo Charles C. Thompson

La primera fase de nuestra campaña parroquial-diocesana “compartida” de cuatro fases, Administradores de la Gracia de Dios; Proveyendo las Necesidades de la Iglesia en el Suroeste de Indiana, está en marcha. En preparación para esta primera fase, me reuní con los feligreses de cada una de las ocho parroquias de nuestro grupo piloto. Valoré mucho la oportunidad de reunirme con los párrocos y con los feligreses en cada sitio parroquial. Planeo hacer lo mismo para cada fase. Espero que la gente haya encontrado informativas estas ocasiones. La oportunidad para el diálogo, como nos recuerda constantemente el Papa Francisco, no puede ser subestimada.

 

Además de las reuniones parroquiales, también he estado involucrado en pedir compromisos específicos de campaña y/o regalos de parte de un número de donantes designados. Mientras que la posibilidad real de pedir nunca ha sido alta en mi lista de alegrías como sacerdote u obispo, me siento honrado por el encuentro con cada persona con la cual tengo el placer de reunirme y conversar. Es especialmente gratificante discutir un amor y respeto compartido por nuestra fe Católica y la misión de la Iglesia. Es especialmente en la parte de pedir de la campaña que mantengo delante de mí el hecho de que todo es acerca de Jesucristo. No estoy pidiendo para mí, sino para Él. Se trata de llevar adelante la misión de Jesucristo como es confiada a la Iglesia.

 

Si bien a cada hogar se le da una cantidad específica a considerar, la decisión final se deja a la discreción de cada donante. Si bien podemos especular lo que alguien puede ser capaz de dar, nadie puede saber todo acerca de la otra persona u hogar. Los gastos, como los ingresos, pueden cambiar con el tiempo. A menudo, la gente tiene gastos o circunstancias inesperadas que son desconocidas para los demás. Siempre debemos respetar la privacidad, la conciencia y la decisión de cada donante en este proceso de campaña.

 

Creo sinceramente que nuestra campaña parroquial-diocesana "compartida" demostrará tener un impacto transformador duradero en los 12 condados que componen la Diócesis de Evansville. Si bien creo firmemente en el caso Diocesano (por ejemplo las Vocaciones, la Educación Católica, el Alcance Social Comunitario y las Mejoras de Edificios), estoy especialmente entusiasmado con la posibilidad de fortalecer y mejorar los ministerios y servicios de cada parroquia en los 12 condados del suroeste de Indiana. Ya sea que el caso de una parroquia involucre un proyecto de construcción, una necesidad de restauración, un programa de alcance comunitario o una dotación para futura planificación, es emocionante considerar el potencial de cada parroquia en nuestra Diócesis. Darse cuenta de ese potencial es aún más emocionante.

 

Mientras que nuestra Campaña Parroquial Católica (CPC por sus siglas en Ingles) nos permite proveer para las operaciones en curso de la Diócesis, nuestros Administradores de la Campaña Gracia de Dios nos está permitiendo desarrollar una base más sólida para muchos años venideros para dar testimonio de Jesucristo a través de nuestra identidad, presencia y misión Católica.

 

Como he dicho anteriormente, la campaña no se trata sólo de finanzas. Es mi más profunda esperanza y expectativa que esta sea una oportunidad especial para un sentido renovado de espiritualidad y administración. La viabilidad de nuestras parroquias y la vitalidad de nuestra diócesis es tanto acerca de la administración del tiempo y del talento como lo es del tesoro. La administración auténtica, si ha de ser fructífera y duradera, debe necesariamente estar fundamentada en una espiritualidad adecuada. Todo lo que tenemos y somos viene de la bondad de Dios, especialmente la salvación ganada para nosotros por la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. No somos nada sin Dios. Primero y ante todo, al estar centrados en la Eucaristía, debemos tener un espíritu de gratitud. De tal espíritu, toda la oración y el sacrificio fluyen más generosamente. Al poseer un espíritu de gratitud, estamos más dispuestos a no dar nada por hecho y a darnos más libremente de nosotros mismos a Dios y a los demás. Como tal, la administración del tiempo, talento y tesoro se convierte simplemente en una forma de vida más que en una responsabilidad pesada o algún tipo de quid-pro-quo. En medio de las dificultades, desafíos y luchas que puedan existir en nuestras vidas, somos ricamente bendecidos por la misericordia de Dios para con todos y cada uno de nosotros. Utilicemos nuestras bendiciones –ya sea de salud, capacidad, energía, conocimiento, pasión, posesiones, medios financieros, etc.—para marcar una diferencia en la vida de la Iglesia y en todos aquellos que buscan encontrar la misericordia de Dios a través de ella. Que cada uno de nosotros, a nuestra manera única, sea un administrador de la gracia de Dios.