Southwestern Indiana's Catholic Community Newspaper
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Thanking Lay Catechists For Their Faithful, Important Service To The Church

By Bishop Charles C. Thompson
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            By now everyone should be familiar with the buzz words of New Evangelizaion.  At the heart of New Evangelization is a personal encounter with Jesus Christ, rooted in prayer and authentic catechesis, expressed in witness of lived faith in ministry and service to others.  In order to realize this call to New Evangelization, the Church is especially indebted to those lay catechists who assist clergy and religious in forming hearts and educating minds in the teachings of Jesus Christ and His Church.

 

            Each year, in September, we celebrate Catechetical Sunday.   This year’s Catechetical Sunday is Sept. 21.  This is a special time to express appreciation, support and prayers for our catechists.  It is also a time to reflect on the essential nature of catechesis in the life of the Church.  As the Church consistently teaches, each and every baptized member is called to ongoing conversion through a lifelong process of formation and education in the faith.  Many parishes, on Catechetical Sunday, commission catechists who serve in various ways.  These may include Directors of Religious Education (DREs), Coordinators of Religious Education (CREs), Directors of Adult Formation, Catechists in Sacramental Programs, Youth Ministers, RCIA Directors, Catholic school teachers, religious education teachers and those involved with Vacation Bible School, just to name a few.  If it takes a village to raise a child, as the saying goes, it takes a parish to raise a fully formed and developed Christian. 

 

            If catechesis is an invaluable part of parish life and ministry, then well-formed and informed catechists are essential to the Church.   In his Apostolic Exhortation, Evangelli Gaudium (“The Joy of the Gospel”), Pope Francis stated, “On the lips of the catechist the first proclamation must ring out over and over: ‘Jesus Christ loves you; he gave his life to save you; and now he is living at your side every day to enlighten, strengthen and free you.’” [#164] Noting that catechesis is at the service of ongoing transformation in discipleship, the Holy Father adds, “Catechesis is a proclamation of the word and is always centered on that word, yet it also demands a suitable environment and an attractive presentation, the use of eloquent symbols, insertion into the broader growth process and the integration of every dimension of the person within a communal journey of hearing and response.” [#166] To this end, the Pope speaks of the need for personal accompaniment in the processes of growth.  This, of course, involves the personal witness factor of each and every catechist. 

 

            We are blessed with some wonderful catechists throughout the Diocese of Evansville.  Having served in both parish and diocesan positions, I have come to realize that the work of a catechist can often be a thankless task.  So often, much of the work of the catechist is carried out “behind the scenes.”  There is a lot of time and energy that goes into planning, carrying out and following up on catechetical programs, events and activities.  Few, if any, catechists are in it for the money.  In fact, apart from parish staff or school positions, many catechetical positions are volunteer.  Most catechists will readily state that they serve in this capacity out of deep love for Jesus Christ and His Body, the Church.  There is no more effective way to form intentional disciples than through prayer, passing along the treasures of the Catholic faith and personal witness in service to those in need, especially the poor and vulnerable.

 

            To those who are catechists, I salute you.  To those who are not, I encourage you to find ways to express gratitude for the invaluable service provided by catechists in the transmission of the Catholic faith so necessary for the call of ongoing conversion through lifelong formation and education.  In particular, I take this opportunity to thank those who work in our Diocesan Office of Catechesis; namely, Kathy Gallo (Director), Donna Gish (Assistant Director) and Kay Beard (Secretary).  May God reward our catechists 100-fold for their tireless efforts and dedication in witness to the teachings of the Catholic Church and service to the People of God.



SourceURL:file://localhost/Users/paulleingang/Desktop/WEBSITE 09-12-14/p05 - Bishop Thompson Column SPANISH.docx

Agradeciendo a los catequistas por su servicio fiel e importante a la Iglesia

Escrito por Obispo Charles C. Thompson

A estas alturas todo el mundo debería estar familiarizado con las palabras “Nueva Evangelización”.  En el corazón de la Nueva Evangelización se halla un encuentro personal con Jesucristo, enraizado en la oración y la catequesis autentica, expresado en testimonio de la fe vivida en el ministerio y servicio a los demás.  Para darse cuenta de esta llamada a la Nueva Evangelización, la Iglesia se endeuda especialmente a los catequistas quienes atienden al clero y a los feligreses en la formación del corazón y en la educación de las enseñanzas de Jesucristo y su Iglesia.

Cada año, en septiembre, celebramos domingo catequético.  El domingo catequético de este ano es el 21 de septiembre.  Esto es una oportunidad especial para expresar nuestro agradecimiento, apoyo y oraciones para nuestros catequistas.  También es una oportunidad para reflejar en la naturaleza esencial de la catequesis en la vida de la Iglesia.  Mientras que la Iglesia ensena constantemente, todos y cada uno miembro bautizado está llamado a una conversión incesante a través de un proceso permanente de formación y educación en la fe.  Muchas parroquias, en el domingo catequético, encargan a los catequistas quienes sirven en muchas maneras.  Estos incluyen a los Directores de la Doctrina, Coordinadores de la Doctrina, Directores de la Formación para Adultos, Catequistas de Programas Sacramentales, Ministros de los Jóvenes, Directores del Rito de Iniciación Cristiana de Adultos, profesores en las escuelas católicas, profesores de la doctrina y las personas involucradas con la Escuela Bíblica, solo para nombrar unos pocos.  Si se necesita una aldea para criar a un niño, como dice el refrán, se necesita una parroquia para recaudar un cristiano completamente formado y desarrollado.

Si la catequesis es una parte inestimable de la vida parroquial y en el ministerio, entonces los catequistas bien formados e informados son esenciales para la Iglesia.  En su Exhortación Apostólica, Evangelli Gaudium (“La Alegría del Evangelio”), Papa Francisco dijo, “En los labios del catequista la primera proclamación debe sonar una y otra vez: ‘Jesucristo te ama; el dio su vida para salvarte; y ahora vive a tu lado cada día para iluminarte, fortalecerte y libertarte.’” [#164]  Observando que la catequesis está al servicio de la transformación en el discipulado, el Santo Padre agrega, “Catequesis es una proclamación de la Palabra y siempre se centra en esa Palabra, pero también exige un ambiente apropiado y una presentación atractiva, el uso de símbolos elocuentes, la inserción en el proceso de crecimiento más amplio y la integración de cada dimensión de la persona dentro  de un viaje comunal de la audición y la respuesta.” [#166]  Para tal fin, el Papa habla de la necesidad para acompañamiento personal en el proceso de crecimiento.  Esto, por supuesto, involucra el elemento de testimonio personal de todos y cada uno catequista.

Somos bendecidos con unos catequistas maravillosos por todas partes de la Diócesis de Evansville.  Haber servido en posiciones parroquiales y diocesanos, he llegado a darme cuenta de que el trabajo de un catequista puede ser un trabajo sin agradecimiento muchas veces.  Muchas veces, el trabajo del catequista se lleva a cabo “entre bastidores.”  Se requiere mucho tiempo y energía para la planificación de las clases, los programas catequéticos, eventos y actividades.  Pocos, si cualquiera, catequistas ejercen su trabajo por el dinero que ganan.  De hecho, aparte del personal parroquial o posiciones escolares, muchas posiciones catequéticas son de voluntarios.  Muchos catequistas dirán fácilmente que sirven en esta capacidad a causa de un amor profundo para Jesucristo y su Cuerpo, la Iglesia.  No hay ninguna manera más efectiva de formar discípulos que la oración, difundiendo los tesoros de la fe católica y el testimonio personal en el servicio a los necesitados, especialmente a los pobres y vulnerables.

A las personas que son catequistas, les saludo.  A las personas que no son catequistas, quiero que encuentren formas de expresar su gratitud por el servicio inestimable proveído por los catequistas en la transmisión de la fe católica tan necesario para la llamada de conversión incesante  a través de la formación permanente y la educación.  Particularmente, aprovecho esta oportunidad para agradecerles a ellos que trabajan de nuestra Oficina Diocesana de la Catequesis; es decir, Kathy Gallo (Directora), Donna Gish (Asistente de la Directora) y Kay Beard (Secretaria).  Que Dios recompense nuestros catequistas 100 veces por sus esfuerzos incansables y su dedicación en testimonio de las enseñanzas de la Iglesia Católica y el servicio al Pueblo de Dios.